Nuestro sueño de jugar a ser cocineros comenzaba el pasado lunes, 30 de marzo. Miles de ilusiones, nervios y grandes expectativas llenaban los corazones y mentes del equipo de monitores de GESS.
Los Minichefs llegaron a nuestro campamento como un tormento de sonrisas que regalar y para enseñarnos algo muy importante: los adultos, a menudo, nos preocupamos demasiado por todo y olvidamos que la ilusión es más fuerte que cualquier problema. Así que decidimos coger este consejo y nos pusimos manos a la obra, olvidamos los problemas que pudieran surgir y preferimos pensar en que todo saldría bien.
Bastaron unos cuantos kilos de harina, un par de vasitos de azúcar, una pizca de sal y levadura para elaborar la mejor de las recetas. Estos ingredientes nos permitieron crear la masa de la amistad. Desde ese momento, debíamos hornear esa masa con una gran cantidad de sonrisas, miradas, abrazos y juegos, con cuidado y delicadeza para que perdurara en el tiempo. Seis estupendos días después del descubrimiento ¡TIN!, el horno nos avisaba de que nuestra receta esta lista, lista para ser degustada durante el resto de nuestras vidas. Pero cuidado, no todo es tan fácil, ahora sois unos chefs y como buenos profesionales debéis cuidar vuestras creaciones y alimentarlas para que sean aún mejores.
¡Gracias por estos días, Pequeños y Familias!